Por una noche creí en las sábanas. Volví a recordar lo que es vivir sin miedo, la danza equilibrada entre el dolor y el placer. El querer escribirlo porque algo tan bello debe tener algo de Real.
En los besos, sólo había besos.
Volver a esperar que la casualidad y las bajas probabilidades me crucen con alguien.
Sentir nuevas sensaciones, necesitar más piel.
Los miedos antes faltantes los siento ahora.
Lo que debería sentir y nombrar culturalmente no me sirve. Para mí el amor no es casarse y tener hijxs, es lo que siento conmigo misma cuando otre hace que experimente sentirme Real, o yo sola logro ese sentimiento. Temo no volver a sentirme así y estar vacía mientras busco copiar esas sensaciones, como me pasó siempre.
Quisiera vivir de ese lado; no constantemente pero busco extender el momento donde tirás la piedrita en la rayuela y saltás. Que el cielo esté lejos, verlo y jugar es lo que realmente le da sentido.
Pero me caigo y vuelvo a empezar.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.