"Vamos a superar esto", me digo. "Leyendo, como ya lo hicimos".
Hace tiempo no leo con entusiasmo un libro, ni escribo por necesidad. Creo que mis peores momentos son los que pueden mostrar mi parte más creativa. La muerte es cambiar. Y esta muerte significará otro cambio. Literal o figurativamente, cada ciertos años alguien muere en mi vida. Y hay sentimientos comunes: abandono, vacío, confusión. Mucha sensación de abandono, es mi mayor miedo. Y la muerte es el abandono de todo. Pero tengo esa estúpida forma optimista de ser, y esa fascinación por el amor, el placer y el dolor. Busco constantemente sentir, y días como hoy que me siento vacía me desesperan. Me desespera no sentir, yo siento mucho todo. Me gusta sentir tan intensamente, aprendo a aceptar que soy así y amarme. Pensar el amor como algo conmigo y no solamente en función de otres.
A veces también creo que sentí mucho y por eso ahora sólo sé sentir así. Se me vienen imágenes del pasado, y me torturan.
Adoraría saber cómo es no sentir así, y aferrarme a la idea de que sólo en esos momentos percibo mis emociones intensamente. Pero no, nunca pude estar en el gris.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.