Carentes de sentido sean aquellas lágrimas que derrameremos desaprovechándolas por los causantes de la aberración imaginaria que las causó. Porque fueron varios, y no uno solo. Imagínalos, riéndose a carcajadas de las consecuencias causadas por su desliz mental, consecuentemente emocional. Ha transformado tu rostro desde aquel instante, pero tu rostro nunca existió, no existes tú tampoco. Entonces nada posee la importancia requerida para fomentar una narración digna, pero aquí está usted, siendo partícipe del acontecimiento al cual asistió sin ser invitado; de hecho, nadie recibió invitación alguna, ya que no existe tal evento. Oh, no, tampoco puede retirarse, puesto que el lugar al que corresponde la ambientación carece de existencia propia.
Narraremos los dichos de nuestros antepasados deformándolos para contextualizarlos en nuestra época, y cuando miles de años pasen a nada se parecerán comparándolos con su origen, el significado será remoto.
Se acerca el fuego, el inmenso fuego que ya nos quemó a todos, el mismo que nos hizo arder ante los ojos de los anteriores; los olvidados. No hay recuerdos que resplandezcan sobre ésa edad, nadie recuerda nada, porque nada pasó realmente. Sí, sí en otro mundo, pero no lo conoceremos mientras estemos conectados y creamos esta mentira que lo único que tiene con respecto a la verdad es la situación opuesta que presenta.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.
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