La materia tiene como único objetivo contribuir a la entropía del universo. Nosotros somos materia, la misma materia que hubo siempre, y siempre habrá. A veces tenemos combinaciones extrañas, y nos acercamos a otra materia para, de nuevo, contribuir. Tendemos al caos, el universo fue creado y desde entonces nos desordenamos. No hay conciencia del minúsculo trozo de materia que somos dentro del todo.
Tendemos al infinito, por lo tanto llegará un momento en el que todo dejará de tener sentido. El tiempo y el espacio no existirán, y habrá tanta materia desordenada que será imposible retroceder en el inminente paso de la entropía. La causa y el efecto, no existen siquiera hoy. Son inventos humanos, inventos que la materia acepta pero que están sujetos a cambios, porque todo cambia a medida que suceden los momentos.
Y cuando llegue esa instancia, ¿se volverá a ordenar la materia? Quizás ése sea el fin de los tiempos. Y "luego" empiece, y nuestra materia volverá a encontrarse y desordenarse, tendiendo al caos, como todo tiende cada día, cada unidad de tiempo que creemos que pasa estamos acercándonos a la entropía. Y el inútil intento humano por retrasar la muerte es incoherente bajo estos términos, pues, al final, todos provenimos de una masa amorfa de átomos y vamos hacia el desorden y caos total.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.
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