Sarah.
Jareth ya no toma mi mano, ¿qué hice mal? Sigo siendo yo, la misma que entró en el laberinto y se dejó llevar por sus trampas. La misma que quedó encerrada y él educó. Te dejé estar dentro de mí, a cambio de que movieras las estrellas. Todo, todo lo que hiciste por mí, todo lo que corrí y olvidé... La crueldad de ambos... Y luego la confianza. No quisimos vivir sin el latido del otro, pero ahora... ¿Qué te pasa, Jareth? ¿Sigo siendo tu cosa preciosa? Ya dejé de luchar, desde que me encontraste dejé de intentarlo, desde que sin saberlo te llamé. Y el mundo se cayó, vivimos en este inframundo, pero ahora siento que vuelvo al mundo real.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.
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Genia
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