Sarah se sumió en un profundo lago de alucinaciones y percepciones inexistentes, la lechuza sí había volado, pero Huggle, Ludo y los demás nunca habían estado realmente en su habitación.
Cuando sus padres subieron se vieron envueltos en su incipiente deseo por presentarlos con sus amigos provenientes del Laberinto. Los cuales sólo eran visibles para ella.
Los días pasaban y Sarah creció con los Goblins en su mente, la lechuza blanca vigilaba. Ella no mejoró con el paso del tiempo, por lo que tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico; enloquecía más cada vez que hablaba con seres que sólo existían en su imaginación, aparecían las tendencias suicidas cuando dejaba de alucinar.
Su familia sufrió hasta que fue costumbre la ausencia de la extrovertida chica en la mesa y sus locuras o depresiones cuando la visitaban. Toby creció sin una hermana con la cual pelear. Lancelot era el único recuerdo físico de su hermana. Nadie volvió a perturbar a su habitación hasta que el pequeño hermano de Sarah se atrevió a hacerlo sólo para sacar un libro llamado "Laberinto"; el cual, años más tarde de haberlo leído por primera vez, le presentaría en el futuro a la amiga que tendría.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.
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