sábado, 14 de mayo de 2016

Mis átomos siempre amaron a tus átomos.

¿Y qué explicación le podemos dar a la conexión que sentimos con algunos seres, tan incoherente y con hechos tan recurrentes que sólo pueden ser comparados con la magia? ¿Y si en el Big Bang, donde todos los átomos estaban comprimidos en un punto del espacio infinito, éstos reconocían a sus vecinos, y luego de la explosión al volverse a encontrar, los vuelven a reconocer luego de 13 millones de años? Hay un reconocimiento, una afinidad que no logro explicarme de otra forma.
Póngaselo a pensar, todos hemos sentido esto alguna vez, ¿será porque nuestros átomos estuvieron cerca en el momento del inicio de la vida? Y por ello sentimos vacío ante la ausencia de cierta persona, o nos llama algo en particular a acercarnos...Porque formamos parte de un todo, en donde tendemos a reencontrarnos con los átomos que constituían una misma región en el conglomerado atómico que posterior a la explosión se busca hasta completarse. Por ello tendemos a buscar, y a veces nos cuesta reconocer a nuestros antiguos compañeros hasta que los tenemos cerca o vemos venir un momento en el cual se apartará de nuestro lado.
La energía no se crea ni se destruye, se transforma en su totalidad. ¿Y si nuestra energía tiende a atraerse con la de otra persona, como átomos que se atraen para estabilizarse? Que parece que conocemos de toda la vida, que les pasaron hechos similares, que nada les llena si no están juntos, que hay algo invisible a los ojos humanos, pero no a su percepción en algunos casos. Se siente una atracción especial, como si viniera desde hace mucho tiempo... Cuando morimos, ¿qué sucede con nuestra energía, en qué se transforma?