jueves, 23 de julio de 2020

Muerta.

En mi casa me siento como un fantasma
Parece que nadie me ve, como si hubiera muerto.
Mi hermano a veces me saluda,
pero su aire melancólico y sutil refuerza la idea de mi muerte;
como si me viera pero no quisiera alarmar a nadie.

Mi gato me habla, mucho, como si quisiera avisar que sigo ahí.
Uno de mis perros me salta desesperado,
otra se sienta y me mira como si nada hubiese pasado,
la más vieja a veces me saluda y me ve sin verme
el que tenemos adelante está ocupado ladrándole a la calle.


Observo que a veces saludan al aire, como si fuera un ritual saludar a la muerta
pero en realidad no me pudieran ver.
Y si interactúan siento que creen que soy producto de su imaginación,
de un duelo no terminado.

Pienso si así se sentirán lxs muertxs que tuve últimamente,
pienso si realmente fueron ellxs lxs que murieron y no yo, 
un poco cada vez,
o varias veces,
como si fuera parte verdad que lxs gatxs tienen muchas vidas
y lxs que me hicieron compañía me hubieran donado un par.

Me pregunto si se asustan cuando abro y cierro las puertas,
cuando susurro
o cuando falta comida y nadie fue.
Lo que no me pregunto es si me extrañan,
porque si así fuera
aprovecharían esos momentos donde logran verme
para hacerme preguntas, 
o algo todavía más delirante,

como darme un abrazo.

lunes, 20 de abril de 2020

A veces realmente no veo una salida
A veces creo que por más feliz que sea nunca se va a sostener
Quizás no voy a poder ser feliz
Quizás es una ilusión que persigo
Ahora solamente mi gato está conmigo
Ahora es uno de esos momentos
Donde me encierro en el baño
Donde necesito ver sangre
Momentos donde espero despertar
Momentos donde me disocio de la realidad
Debería morirme ahora mismo
¿Debería matarme ahora mismo?
Ya no habría sufrimiento
Ya no habría nada.

lunes, 6 de abril de 2020

Podés sentirme penetrando tus venas
como un veneno doloroso,
desconocido y por ende sin cura.
Mis nudos se cierran sobre tu tráquea
y sentís la presión en tus costillas.
No existe el veneno,
lo que te paraliza es el miedo. 
Sí soy desconocido, y probablemente doloroso. 
Tu vista se nubla,
el exceso de adrenalina y estrés
te tienen listx para salir corriendo,
pero el miedo te ciega y congela.
Hasta ahora estuve inmóvil observándote.


 ¿Qué te volverá más locx,
la incertidumbre de mi quietud
o la certeza del sufrimiento por venir cuando comience a avanzar?


No me precipito, quiero que disfrutes de este ansiado encuentro.
Salgo despacio, podés observar en mayor detalle mi rostro,
que no es más que que lo que tus ojos temen ver.



Aquel temor al que no le pusiste nombre jamás,
será presentado con sublime exactitud.

domingo, 5 de abril de 2020

Con diferentes medidas y métodos
todxs nos terminamos suicidando.
Algunas personas permiten que avance una enfermedad,
otras tienen hábitos destructivos,
esos son caminos, usualmente, lentos.
Otras personas prefieren métodos más rápidos.
Sea cual sea la velocidad, todxs nos estamos suicidando.
La mismísima existencia es una sentencia.

La muerte es obvia
no te hace mejor seguir con vida,
no les hace peores a quienes ya concretaron lo inevitable.

El hecho de que vivas puede ser ignorancia y casualidad,
cobardía
o coraje.

El hecho de que hayan muerto es igual.

Yo personalmente otorgo la misma valentía a ambas situaciones.

Para morir se requiere un valor increíble,
y para quienes quedamos vivxs
sin fuerza día a día pasamos a algo intermedio.
Ni vivxs
ni muertxs.
Entes tibios que alguna vez sufrieron demasiado.
Y para ser así no se necesita valentía.