sábado, 11 de octubre de 2014

Intencionalidades difusas.

   Todos creemos que nuestras palabras tienen valor, pero no es así. Es la interpretación individual la que otorga el sinificado, y cuya importancia está dada por las diferentes maneras de completar dicha acción o la falta de interés en ello.
   Cada vez que hablamos, hay miles de interferencias que se interponen entre el interlocutor y el emisor. Y aunque no existieran, tampoco hay manera de asegurarse la correcta absorción efectiva de la intención esperada que palabras dichas sugirieron.

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