Lloré porque leí algo horrible,
porque no pude demostrarme
que podía salir.
Lloré por no sonreír al ver imágenes
que otros días me hicieron feliz.
Lloré porque la cuenta de mis días buenos fue esta vez la que perdí.
Lloré porque detesto necesitar algo.
Lloré porque les preocupó si comía sano.
Llorar no siempre está mal,
hasta puedo asociar el llanto a placer y felicidad.
Pero el llanto negativo y los domingos, no es algo que quisiera combinar.
En un laberinto caminas sin rumbo y a menudo tienes la sensación de ya haber pasado por una determinada zona, tal vez sí pases dos veces por el mismo sitio, sin notarlo, porque cambias la manera de observar cada pequeño detalle. Dentro del laberinto te mantienes pensativo, silencioso, en busca del camino adecuado. He allí el por qué de "taciturno". En este blog te encontrarás sumergido en un laberinto que tiene etapas, guerras en su interior y cambios constantes, entre otros sucesos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario