domingo, 29 de septiembre de 2019

Lloré porque leí algo horrible,
porque no pude demostrarme
que podía salir.
Lloré por no sonreír al ver imágenes
que otros días me hicieron feliz.
Lloré porque la cuenta de mis días buenos fue esta vez la que perdí.
Lloré porque detesto necesitar algo.
Lloré porque les preocupó si comía sano.
Llorar no siempre está mal,
hasta puedo asociar el llanto a placer y felicidad.
Pero el llanto negativo y los domingos, no es algo que quisiera combinar.

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