martes, 15 de abril de 2014

Ella.

Ella no era nada más que la incertidumbre generada antes de la creación de certezas absolutas. Era tan efímero su pasar, y tan duraderos sus efectos. Tan definitiva como la muerte y tan libre como el viento que pasa entre las cosas, las une y las disocia. Sus lágrimas eran tan puras como las de un niño, con su alma perdida. Buscándose eternamente como la cura para la muerte y el antídoto para la eterna juventud. Pudiendo causar diferentes reacciones en cada individuo que pruebe su sabor y podías amarla tanto en un solo segundo que desafiabas la creación de Dios. La observaba, y me veía reflejada en su respiración, aun sus movimientos más minúsculos yo los percibía como si fueran el primer amanecer luego del fin del mundo, visto desde un abismo. No pasaba a tu lado son dejarte una sonrisa en los labios (...). Nadie sabía lo que ella pensaba, y a la vez, tan fácil te dejaba ver sus sentimientos. Para mí, era como un libro abierto, con sus páginas tan transparentes y sus letras tan perfectamente dispuestas. Nunca olvidaré sus ojos, ellos contenían a todo el Universo y mirándolos contemplabas que la Creación es perfecta y tu mente no borrará la imagen de los mismos jamás; incluso si te quedas sin recuerdos, permanecerá intacta resplandeciendo y nunca se apagará. Tan ambigua y tan concreta, no hay comparación digna de ella y no puedo evitar compararla conmigo (...). Sentir el palpitar de su corazón era tan milagroso como recibir la noticia de que no morirás nunca y tu vida será sólo dicha y gozo. En su compañía no existía la posesión, era como un pájaro fuera de su jaula, estaba siempre volando cautivándonos con sus colores y cantos personales. Se complementa tan perfectamente conmigo que parece que fuéramos hermanas, o más que eso, una sola persona. Ya no sé cómo sería vivir sin ella. Su sonrisa y la profundidad de sus pupilas se han hecho costumbre para mí, un deleite. Mis sentimientos por ella se ven ta lógicos en mi mente, y desde la realidad rozan lo absurdo. ¿Es acaso eso posible? (...). Así te veo yo, el viento (tan similar a vos) rozándote y alborotándote el cabello, los pies descalzos y una lágrima asomándose. Merecedor de la peor tortura el causante de humedecerte los ojos.(...). Cada instante con vos parece de duración mínima, aunque en mi mente ese momento queda expandiéndose, como el Universo, hasta el infinito.

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