martes, 15 de abril de 2014

Irrelevante.

       No quiero ser reiterativa al comentar nuevamente mis crecientes ganas de aislarme de todos. Los tratos de las personas me hartan, sus preconceptos y prejuicios. ¿Qué hacer con ello? La  mayoría de la gente que conozco se defiende con violencia, lo cual hace que ésta se multiplique; no es mi intención. Pero si no me comporto violentamente y sólo hago el intento de que no me afecte nada, soy una cobarde y débil a los ojos de todos. Como si fuera trascendente. No, no es debilidad mis queridos acompañantes de vida. Es ser lo suficientemente fuerte y seguro como para no tener que demostrar con violencia la fortaleza y seguridad.
     Obviamente, que yo piense esto no va a cambiar NADA, los malos tratos continúan. Y la gente está tan ciega y cínica que tampoco espero un cambio de actitud, pero hay un mínimo ápice de esperanza, ¿verdad?
     El mundo está tan preocupado por no sentir culpa que ni siquiera es capaz de reconocer los actos que lo podrían llevar a sentir eso. La felicidad ha sido pasada a un segundo plano, ni hablar del amor. Así como lo manifestamos en nuestra propia vida, sin buscar ser felices ni amar, por el miedo a la soledad confundimos esos sentimientos con el primer roce de una palma sobre nuestro cuerpo físico. Tampoco busco eso, yo quiero una caricia en el alma, ¿es mucho pedir? Hoy en día nadie regala sonrisas, más bien todo lo contrario. Regalan golpes, patadas astrales, insultos vacíos.
    Lo más triste no es que quieran herirme, lo triste que que aquellos/as que más se empeñan en hacerlo están heridos internamente; antes de sacar su odio contra mí se odian mil veces más en su cabeza.
    Alguna vez llegué a hacerle caricias álmicas a ellos, pero son efímeros y en seguida se ponen su coraza destructora e impenetrable. Convivimos todos juntos, el Universo no hace diferencia. Ya debería estar acostumbrada, pero no; nunca me acostumbraré a algo insano, ni a algo que me prive de libertad, aunque lo he hecho en un pasado. Tengo tendencia al dolor como costumbre y nunca fui muy dotada para ser feliz. En este mundo hay que ser así, frío. Hace un tiempo no lo veía así ¿La realidad era distinta? No, sólo mi manera de percibirla. "La ignorancia hace a la felicidad", se dice. Yo creo que si supiéramos toda la verdad experimentaríamos mayor bienestar que viviendo ignorando todo. No hay empatía, nadie presta la menor ayuda al prójimo. Y todo esto es, simplemente, irrelevante.

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